domingo, 10 de enero de 2010

EL VANDALISMO CONTRA ESPACIOS PÚBLICOS II


Hace unos días comentaba en este Blog los distintos tipos de actos vandálicos que se habían producido en nuestra ciudad, y las denuncias de alguno de ellos por colectivos como "Alicante Vivo".

Hoy al leer la noticia (Diario Información 10-01-2010) de lo que ha costado a nuestro Ayuntamiento (vamos a todos nosotros) la reparación de todo tipo de desperfectos producidos por estos singulares "vecinos", me quedado perplejo.

Prácticamente a lo largo del año 2009, UN MILLÓN DE EUROS! Farolas rotas, contenedores quemados, grafitis, plantas papeleras destrozadas,,,,,no se escapa nada, incluso hasta en los parques infantiles, pilonas para evitar que estacionen los coches etc.

Parece que existe una estratificación de la violencia; hay quien arranca flores/plantas (he visto a personas adultas llevarse flores de pascua de los maceteros de la calle castaños hace justo un año), hay quién pisotea plantas (jóvenes y no tan jóvenes igualmente), hay quien por moda o forma de expresión "artística" hace grafitis, hay quien arranca una papelera, señal de tráfico, hay quien va más allá, si cabe, y se carga una marquesina de vidrio o cabina de teléfono, y los hay que ya van a tope y queman un contenedor, o un poco más y tiran al mar una escultura de 400 kilos (que tienen que rescatar dos buzos y un barco con grúa) incluso logran tumbar otra figura de 800 kilos.

En definitiva, en mi anterior articulo apuntaba que en está cuestión las autoridades a las que le competa debieran "atacar" en la génesis del problema, es decir, planes educativos coherentes, colegios, programación tv, familia.

Pero quizás en la familia, en casa, es donde residen las claves de toda esta cuestión. Los papeles del padre y la madre han cambiado, al traspasar la socialización primaria del niño al sistema de enseñanza, encontrando allí retroalimentación debido al franco deterioro del mismo como todos conocemos.

Pero viendo que el problema en este punto tiene unas consecuencias tan graves y costosas, y que no se pueden obtener resultados inmediatos en el sentido apuntado, al menos de momento, la única solución la pueden brindar, bien, mediante sistemas de control (policía) o a través de especialistas que traten estas patologías a los jóvenes que las sufren como acertadamente apunta el pedagogo J.A.Marina.

Por consiguiente bien haría nuestro consistorio (hasta donde pueda hacerlo) en implantar medidas más coercitivas si cabe por un lado, acompañando las mismas de otras medidas para la prevención de este tipo de conductas en colegios, y a través de la organización de talleres, jornadas para jóvenes, etc.

Estoy persuadido de que la implantación de iniciativas de esta indole no supondrian un elevado coste, en comparación a los beneficios que reportaría en muy corto espacio de tiempo.


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