miércoles, 7 de noviembre de 2012

UN POCO DE FELICIDAD NO HACE MAL.

 
 
 
 
 
"El reirse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza". (Cervantes) 
 
La verdad es que uno se aburre de tanto mal fario por todos los lados. Cuando me había animado un poco escuchando a Rajoy (lo se, lo se, son falsas esperanzas, pero a mi me calma la tensión cardiaca), vienen los de arriba otra vez, y nos fastidian la fiesta con sus previsiones. Cada vez nos van quedando menos anclas o esperanzas a las que aferrarnos, aún así no podemos permitirnos el lujo de abandonarnos al paso del tiempo. Aunque sea un engaño más que nos hacemos a nosotros mismos, pero a fin de cuentas, que ¿es si no la vida?. Quizás sea seguir esperando, hasta cuando desesperamos como dijo aquel. Hoy no quiero seguir con la chachará diaria de malas noticias, de modo que me detengo en eso que más de uno está empeñado en que no alcancemos, que no es otra cosa que la felicidad. Por ello traigo hasta está esquina una pequeña reflexión de Alejandro Jodorowsky sobre esto, extraída de su libro "La trampa sagrada. El camino de la Bondad". Aquí dice el polifatcético autor: "Cuando conocí al maestro zen Ejo Takata, me mostró una inscripción en la pared: felicidad. Yo no sabía que me había indicado la esencia del zen con un solo gesto. El secreto de la vida es la felicidad, un estado que rechaza toda clase de tensiones. Cada noche dejo entrar a la felicidad en cada una de mis células, de mis huesos, mi carne, mi alma… acojo la sensación de felicidad.Para acceder a esa felicidad, hay que entrar en la condición de no-esperanza. Cuando se pierde la esperanza, nos libramos del miedo y así llegamos a la felicidad. Esto es lo que hago cada noche: me acuesto en estado de regocijo en la cama, me convierto en un ser cuya materia es felicidad…"
Pues nada amigos, lo dicho, al menos por hoy rechazaremos todo tipo de tensiones.....y soltemos lastre.Ya sabéis, ser felices si os dejan, y si no también. Ja vorem!

2 comentarios:

  1. Me parece perfecto, amigo Antonio, pero tampoco conviene dejar el látigo mucho tiempo abandonado.
    Me ha gustado.

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