martes, 20 de noviembre de 2012

ENSEÑANDO





"La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser".(Ortega y Gasset )


El otro día hacíamos de guias turísticos al uso para un amigo que llego del otro lado del charco en viaje de placer. Como la cosa obliga, me toco/nos toco introducirlo a conocer un poquillo la ciudad, cuestión que hizo que pusiera más atención (si cabe) a todo lo que nos rodeaba y acontecía. A pesar de que quise hacer un buen papel, al estilo de Rajoy con la Presidenta Brasileña, lo cierto es que es muchas ocasiones me costo horrores, y mirar que puse empeño. Mientras hablabamos de la crisis y de sus vampiros, y lo comparabamos con lo que se vivió en la Argentina de los ´90, acometíamos la subida al castillo por el casco antiguo, cuestión que supuso una dulce condena que le encanto al visitante, así como las vistas, que no por ello, dejaron de ocultar toda la guarrería que iba apareciendo por cada uno de  los rincones que pisábamos. Botellas de plástico, de vidrio, vasos, papeles, grafgittis.....un aspecto lamentable para una zona tan visitada por propios y extraños. Que pena que ya no funcionen la redes sociales como hasta no hace mucho......En fin. El periplo continuo hasta llegar a la zona de la Plaza Nueva y aledaños, donde todas las calles se encontraban de obras, con zanjas que parecían trincheras. Puestos a ser algo menfotistas (no seré yo menos) vaya por delante que entiendo que las obras se deben ejecutar cuando corresponda, pero me pregunto si en una ciudad como está, eminentemente turística, no se debiera, no solo planificar, sino además en zonas subceptibles de tener un paso tan importante de visitantes (dada la zona de bares, restaurantes, cafeterías) ¿se debía obligar/pactar/discutir/proponer/advertir/aconsejar a las empresas Constructoras  trabajar día y noche con el objeto de terminar cuanto antes las obras? El colofon lo puso la visita a La Explanada, buque insignia de la ciudad y donde casi tenemos que sacar el mechero para vernos las caras cuando caia la tarde, dado que la hilera lateral de farolas estaban apagadas. Ya se sabe, somos muy ahorrativos. Precisamente donde no debiera importarnos gastarlo, dado que es un lugar TURÍSTICO al 100%. No recordare de nuevo consejos de ahorro como ya hice en su dia y que supondría algún millón de euros que otro al año de llevarse a cabo. Es lo que hay, y así nos va. Ya hablaremos otro dia, con más tiempo y ganas, sobre la cosa de la limpieza publica, al menos en más profundidad. Ja vorem!

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón del mundo, amigo Antonio. Esa es una tónica general, la cara triste de la crisis y de la desidia, pues dinero para asesores y fiestas si que hay. La Playa de San Juan es, como dices tu a veces, mas de lo mismo que has visto en el Barrio

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  2. Da verdadera verguenza, ya no para el propio, sino para ese extraño que tiene que venir de visita y debe gastarse sus perras en nuestra ciudad. En ocasiones pienso si les importa un pimiento....tanto concejal, asesor, técnicos, etc. etc. y todo hecho unos zorros. Ahora es el dinero, la crisis, bla, bla, y ¿antes que erá?. En el mundo del ji, ji, ja, ja, amigo!!

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