lunes, 3 de octubre de 2011

HAY QUE VER COMO "SEMOS"....


"La avaricia arrebata a los demás lo que se niega a sí misma".(Séneca)

Leer noticias sobre políticos, banqueros, empresarios, desfalcos, estafas, etc. le dejan a uno sin argumentos con los que armar un texto novedoso más allá de lo ya expuesto con anterioridad. Está idea de la voracidad del ser humano, su codicia, su avaricia o como queramos llamarlo, por acaparar todo lo que puede, incluso lo que no necesita, viene de muy atrás en el tiempo. La democratización del consumo, clave del crecimiento económico americano se extendió en todo el primer mundo, donde el objetivo de los políticos fue socializar el mismo entre toda la población, creando supuestas necesidades en forma de comprar o adquirir bienes por mandato cuasi divino. Este pecado que la iglesia califica como capital, en lugar de disminuir con el transcurrir del tiempo se acentúa como una cualidad del ser humano que puede llevarle a su destrucción absoluta sino se entiende que el planeta cuenta con recursos abundantes, pero limitados al fin y al cabo, y que mientras una parte de la humanidad tiene problemas por el consumo excesivo de recursos, la otra parte no cuenta con lo necesario para sobrevivir.De modo que mucho me temo que estamos en el mejor momento para intentar cambiar esto. La crisis aún teniendo unos efectos demoledores para la sociedad, quizás puede ser el germen de su propio renacimiento. Al menos algún optimista solitario como el que aquí escribe, así lo entiende. Yo de entrada para no intoxicaros ni a vosotros, ni a mi mismo con malas noticias, colaboro con la causa invitando a los que por este lugar paseís a leer un breve cuento infantil sobre la avaricia. Lo eligió como alternativa a una selección de noticias rompecorazones, que estoy seguro os amargarian el día. Si conoceís a algún politico os recomiendo que se lo hagaís llegar. Gracias anticipadas.

LA NUBE AVARICIOSA

Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.
Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.

La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.

Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.
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No puedo hacer más por hoy, haber si hay suerte. Ja vorem!

1 comentario:

  1. Bonito, sensato y oportuno cuento, argy, me ha encantado.

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