"No hay riqueza tan segura como un seguro amigo" (Luis Vives)
Fue Cicerón quién dijo algo que siempre me ha gustado. "El amigo cierto se encuentra en los asuntos inciertos". Sin duda unas pocas palabras que conforman una frase que a su vez encierra una gran verdad. En los momentos felices, en la fiesta, la alegría, el jolgorio todo se transforma, lo efímero parece eterno, lo inmediato se nos antoja inmutable en el tiempo. Al recordar por motivos que no vienen al caso al amigo que se marcho a otro "lugar" no sabemos si mejor o no, en cualquier caso con menos problemas, me dio por pensar en estás cuestiones de la amistad o las relaciones sociales. Suele ocurrir que a la hora de granjearnos amistades todos partimos de alguna manera con ciertas limitaciones, en mayor o menor medida. Son errores que en muchos casos persisten en el tiempo, de los que se aprende y de los que inclusos se aprende a vivir con ellos, o no. Hay personas (entre las que me incluyo) que entregan "todo" sin condición desde un primer momento, lo cual puede ocurrir que tenga consecuencias no deseadas o efectos perversos. Ya se sabe aquello de "no se ha hecho la miel para la boca de asno". Lo comentaba porque quien aplica está estrategia, técnica o filosofía corre el grave riesgo de resultar defraudado dado que el "receptor" de esas atenciones puede no estar a la altura de ofrecimiento. Riesgos de quien abre en exceso el corazón y su vida, el cual se expone a perderla por robo o descuido. Esta situación frustra un poco, defrauda, pero es un riesgo que corre como comentaba, incluso con el transcurrir de los años parece no corregirse, al menos en su totalidad. La clave, pienso, que está o reside en no esperar nunca nada a cambio, si se espera algo, sin ningún genero de dudas siempre va a aparecer la frustración. Yo aún asi, prefiero la honradez, la limpieza moral, y la demostracion sincera de "credenciales" desde un primer momento. ¿Que se le va a hacer? . Según aumenta la velocidad, el tiempo para percibir las imagenes periféricas disminuye, impidiendo una correcta identificación de las mismas. Con nuestras vidas ocurre exactamente lo mismo. Nuestra velocidad de crucero vital impide quedarnos con el detalle. Con nuestras relaciones interpersonales ocurre de idéntico modo, al perder la calidad que debian tener, ciñéndose a lo meramente "protocolario". A mayor velocidad, menos calidad, al menos en ciertos detalles importantes (el que os escribe asi lo siente) incrementando la perdida o gravedad en los mismos. Como decía Albert Schweitzer el premio novel de la paz (también) " yo soy una vida que quiere vivir en medio de otras vidas que igualmente desean vivir". En los tiempos que corren el tener doble o triple personalidad ofrecen a priori grandes posibilidades de éxito, no solo profesional, sino también social. Yo ya digo, prefiero la pulcritud de trato, la franqueza, la generosidad de ida y vuelta, cariño, fraternidad, afecto, amistad con mayúsculas. Esa es mi aspiración y quizás anhelo, y a las que debe aspirar este mundo, según yo entiendo, si queremos sobrevivir a los desafíos que nos esperan.
Fue Cicerón quién dijo algo que siempre me ha gustado. "El amigo cierto se encuentra en los asuntos inciertos". Sin duda unas pocas palabras que conforman una frase que a su vez encierra una gran verdad. En los momentos felices, en la fiesta, la alegría, el jolgorio todo se transforma, lo efímero parece eterno, lo inmediato se nos antoja inmutable en el tiempo. Al recordar por motivos que no vienen al caso al amigo que se marcho a otro "lugar" no sabemos si mejor o no, en cualquier caso con menos problemas, me dio por pensar en estás cuestiones de la amistad o las relaciones sociales. Suele ocurrir que a la hora de granjearnos amistades todos partimos de alguna manera con ciertas limitaciones, en mayor o menor medida. Son errores que en muchos casos persisten en el tiempo, de los que se aprende y de los que inclusos se aprende a vivir con ellos, o no. Hay personas (entre las que me incluyo) que entregan "todo" sin condición desde un primer momento, lo cual puede ocurrir que tenga consecuencias no deseadas o efectos perversos. Ya se sabe aquello de "no se ha hecho la miel para la boca de asno". Lo comentaba porque quien aplica está estrategia, técnica o filosofía corre el grave riesgo de resultar defraudado dado que el "receptor" de esas atenciones puede no estar a la altura de ofrecimiento. Riesgos de quien abre en exceso el corazón y su vida, el cual se expone a perderla por robo o descuido. Esta situación frustra un poco, defrauda, pero es un riesgo que corre como comentaba, incluso con el transcurrir de los años parece no corregirse, al menos en su totalidad. La clave, pienso, que está o reside en no esperar nunca nada a cambio, si se espera algo, sin ningún genero de dudas siempre va a aparecer la frustración. Yo aún asi, prefiero la honradez, la limpieza moral, y la demostracion sincera de "credenciales" desde un primer momento. ¿Que se le va a hacer? . Según aumenta la velocidad, el tiempo para percibir las imagenes periféricas disminuye, impidiendo una correcta identificación de las mismas. Con nuestras vidas ocurre exactamente lo mismo. Nuestra velocidad de crucero vital impide quedarnos con el detalle. Con nuestras relaciones interpersonales ocurre de idéntico modo, al perder la calidad que debian tener, ciñéndose a lo meramente "protocolario". A mayor velocidad, menos calidad, al menos en ciertos detalles importantes (el que os escribe asi lo siente) incrementando la perdida o gravedad en los mismos. Como decía Albert Schweitzer el premio novel de la paz (también) " yo soy una vida que quiere vivir en medio de otras vidas que igualmente desean vivir". En los tiempos que corren el tener doble o triple personalidad ofrecen a priori grandes posibilidades de éxito, no solo profesional, sino también social. Yo ya digo, prefiero la pulcritud de trato, la franqueza, la generosidad de ida y vuelta, cariño, fraternidad, afecto, amistad con mayúsculas. Esa es mi aspiración y quizás anhelo, y a las que debe aspirar este mundo, según yo entiendo, si queremos sobrevivir a los desafíos que nos esperan.
Me pondría a aplaudir y lo he hecho, argy. Magnífico y gratificante artículo, sensible, entrañable, sincero, claro y, especialmente, aleccionador. Un 10
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