miércoles, 16 de enero de 2013

RECORDANDO (MÁS)

 
 
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.
(Samuel Johnson)
 
Vaya, leo en la prensa matutina*que en mi añorado  I.N.B., hoy I.E.S. Jorge Juan de Alicante,  la dirección del centro ha aconsejado a sus alumnos  que hoy vayan "bien vestidos" y "guarden la compostura", durante el acto en homenaje al navegante Alicantino que da nombre al centro, en el 300 aniversario de su nacimiento y al que está previsto que asista la alcaldesa, Sonia Castedo. Eso ha provocado una reacción contraria por parte del alumnado que han calificado la medida de excesiva, advirtiendo que acudirán con chapas contra los recortes y pitos para protestar contra los recortes en la enseñanza y, en concreto, en su centro. Faltaria más! A buen seguro el gran navegante de Novelda hubiera preferido que los jóvenes expresar (pacificamente) su malestar en contra de la injusticia como el hizo en vida durante sus singladuras al otro lado del charco. Hay que entender que cada uno juega su papel, el centro el suyo, y los adolescentes el que les toca, que para eso están en edad de hacerlo con más razón que nunca. A estás horas ya está confirmada la ausencia de la Alcaldesa, por consiguiente el asunto está finiquitado. Por tanto, me centro en lo que me ha provocado el leer está noticia, que no es más que trasladarme a aquellos años en que subida sus escaleras desde Marvá o por  sus cuestas desde el castillo, cuando me dirigía al mismo desde  casa de mi abuela junto a la plaza de toros, en concreto desde la calle Gral. Shelly. En ese Instituto conocí mucha gente, singularmente a la que hoy es mi mujer, y en el pase unos años que siempre tendré en mi memoria. Hice algunos amigos que hoy aún me encuentro por la calle, Climent, Ruiz Tolosa, Navarro, etc. Casualmente hace pocos meses me encontré a  Llinares cerca de mi casa actual, al cual no encontraba desde hacia lustros, acontecimiento que me alegro mucho después de tanto tiempo, trasladándome en un microsegundo a aquella época de mi vida, en la que pude ser tan feliz, ahora que lo veo en perspectiva. Hoy  aquel chaval con el que me sentaba a hacer dibujo técnico y con el que intercambiaba mi moto de vez en cuando, es un pediatra según me confeso, y que certifica su pasión y deseo juvenil. A algunos les he seguido la pista más o menos, y a  otros ya no los he vuelto a ver, pero en todo caso, y con el paso del tiempo más, como comento, les añoro de alguna forma, quizás por el peso de los años que comienzan a  sacar sus escrituras. Es cierto aquello de que no hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía, en todo caso, estás cuestiones salen de lo profundo de nuestra alma, y es bueno de vez en cuando practicarlas, siempre que la pena, ni una tristeza permanente nos afecten más de la cuenta. A mi al menos, me producen más bien felicidad de poder haber vivido situaciones que en la distancia entiendo que me han sido del todo beneficiosas. Ya está bien por hoy. Mañana más. Y ahora a ser felices. Ja vorem! 
 
* Está columnilla se ha escrito está mañanita bien temprano.

1 comentario:

  1. Felices recuerdos, amigo Antonio. Yo ya no tengo esa suerte, pero me ha encantado leerte.

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