miércoles, 26 de marzo de 2014

DARNOS DUROS A TRES PESETAS













 
 
"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano". (Friedrich Nietzsche)



Este texto ya ha circulado, pero merece la pena recordarlo por las implicaciones que conlleva, máxime en un tiempo como este, donde nos están dando no solo duros a tres pesetas, sino además nos la dan con queso.



 
LA TÁCTICA ROMANONES (DUROS A TRES PESETAS)
Es antológica la anécdota protagonizada por don Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones. Este caballero fue elegido diputado ininterrumpidamente por la circunscripción de Guadalajara desde 1891 a 1923
en las listas del Partido Liberal. Y el secreto de sus reiterados
triunfos electorales era una habilidosa combinación de caciquismo y clientelismo
 hasta el punto de hacer de la provincia alcarreña su
verdadero feudo.
 
En cierta ocasión, don Antonio Maura, que llegaría años después a ser
jefe del Partido Conservador y Presidente del Consejo de Ministros en
varias ocasiones, decidió disputar el escaño al jabonoso conde. Se
presentó en Guadalajara y allí se le informó de que tendría muy
complicada la cosa pues el Conde de Romanones ofrecía a cada elector 2
pesetas por voto y que eso había generado un tejido cautivo muy
difícil de rasgar.
 
- Muy bien, dijo Maura. Si Romanones paga el voto a 2 pesetas, yo lo pagaré a 3.
 
Y, dicho y hecho, Maura empezó a comprar los votos a 3 pesetas.
 
Pasados unos días Romanones llegó a Guadalajara, como siempre, a
repetir la jugada. Pero cuando hubo llegado se le informó que ese año
lo tendría realmente difícil puesto que Maura se le había adelantado y
además había ofrecido 3 pesetas por voto. Entonces Romanones no
vaciló. Fue localizando a los electores que habían sido tentados por
Maura y, uno por uno, les iba diciendo:- Toma un duro y dame las tres
pesetas (que habían previamente recibido de Maura).
 
El resultado lo pueden imaginar: Romanones arrasó, los electores se
embolsaron cada uno un duro (cinco pesetas) y a Romanones los votos le
costaron a dos, como de costumbre. ¿Y todavía hay ingenuos que dicen
que hemos progresado?
 
Ahora entiendo aquello de dar duros a tres pesetas.


Ahí queda eso. Ja vorem. 

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