sábado, 11 de agosto de 2012

VISITAS Y CANTOS



"El hombre es un loco ridículo" (A. Jodorowskiy)

Ayer paseando por la playa de San Juan por la tarde noche, pude observar que  no había ningún puesto de senegaleses, norte africanos o sud-americanos. Tan sólo el par de peruanos que tocan las flautas, en este caso creo que con permiso. Antes de marcharnos vimos que timidamente aparecían un par de negritas de las que hacen trenzas que se sentaron frente a la cadena de hamburguesas americanas que tanto gustan a nuestros "zagales". Hoy leo en la prensa local que el ministro de Asuntos Exteriores de Senegal, Alioune Badara Cisse, llegó anoche a Alicante para solventar el conflicto que se ha generado a raíz de los incidentes, de esta última semana, entre policías y manteros. Este hombre dice que ha venido a la ciudad para decirles a sus compatriotas que deben respetar las normas de nuestro país. Lo único que se me ocurre decir es que si esto es así, "tenemos un problemas Houston". Las normas de esté país prohibiben la venta de productos falsificados, vamos lo que es la venta ilegal, o no regulada, así como la situación irregular de las personas. Creo que no estamos para teatros con la que cae como decía en mi Muro de Facebock. Por la experiencia sabemos que el pasado es una jaula. Con eso y con todo, espero que esto no sea una pantomima más a las que nos tienen acostumbrados en esté terruño, y que no voy a recordar ahora.Uno es lo suficientemente consciente de que todos los caminos, hasta los más suaves, están sembrados de piedras. Pero las normas y las obligaciones SON para todos, no sólo para  funcionarios y contribuyentes varios. A quien no las cumpla, ya se sabe. No hay tiempo para ver crecer la hierba. Ja vorem!

2 comentarios:

  1. Dios te oiga, Amigo Antonio. Aquí, enseguida pasas de racional a xenófogo, en un abrir y cerrar una emisora.

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  2. A mi ya me da lo mismo lo que piensen amigo mio........Cuando me roban sin pedirme permiso bajando mi sueldo o quedandose con mi paga extra no pasa nada. Por tanto, es el momento de hablar claro y sin rodeos. Un salduo

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