Hoy he podidio leer una pequeña noticia en la edición digital de un Diario Local que decia lo que sigue: "La Policía Nacional ha detenido a un individuo por tráfico de drogas y se ha incautado de una plantación de hongos alucinógenos y 200 gramos de esta sustancia".
De repente me ha venido a la mente un libro que lei en su dia recomendado por un profesor (de entre las decenas que nos hizo leer en ese curso), ese libro era "Las enseñanzas de Don Juan" de Carlos Castaneda.
Los más mayores que puedan leer esto (si no es ser prentencioso pensar que lee esto alguien más que yo,,,) seguro que les suena esta obra que narra las vivencias del autor junto a un supuesto chamán, yaqui del estado de Sonora llamado Juan Matus.
Don Juan, según Castaneda, era el líder de un grupo de brujos, el último de una larga tradición que se remontaba a los indios toltecas, que le enseñó los usos del peyote como psicotrópico, y también de otros enteógenos, como, según los comentarios de los libros de Castañeda, la hierba del diablo (Datura inoxia, que por tratarse del desierto de Sonora podría ser en su lugar Datura discolor) y el humito (Psilocybe mexicana), teniendo así una sucesión de experiencias que incluyen columnas de luz cantarina, animales y otros seres que serían manifestaciones de poderes que un hombre sabio podría aprender a utilizar. Son éstos, entre otros, conocimientos propios del legado cultural conocido como yaqui.
Parece ser entonces, que por lo que leo los hongos de nuevo se están poniendo de moda entre los más jovenes si es que alguna vez dejaron de estarlo, afortunadamente las autoridades les "enseñan" a quienes intentan su venta, el camino acertado hacia la carcel en este caso.
De lo que no estoy seguro es de si con su consumo, estos jovenes (o menos jovenes) intentaran encontrar un "colocon" por que si, o encontrar una realidad aparte para llegar al conocimiento como nos enseño Don Juan, en fin quien lo sabe?.
Ten en cuenta argy que, según dicen, la inspiración del artista aflora, dinámica y proporcionalmente al mayor y mejor estado de su colocón o, al menos, eso me contaba el padre pintor de uno de mis mejores amigos de la infancia que ra el rey de catas de Las Aromas de Montserrat y el Calisay, de toda la barcelonesa Av Gaudí de la época
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