Uno no es muy aficionado a la fiesta de los Toros, pero no por ello puede ser ajeno a ella queramos o no, ya que como ocurre con otras cuestiones, forma parte de nosotros de un modo u otro.
Pues bien, a lo que iba. Ayer Domingo 20 de Junio de 2010, se despidió de los ruedos (es una forma de decirlo, por que el torero nunca deja de serlo) el maestro LUIS FRANCISCO ESPLÁ, dejando como heredero de su estirpe a su hijo ALEJANDRO ESPLÁ.
Atrás queda aquella tarde de su presentación en público en Benidorm, 21 de Julio de 1974.
Luis Francisco Espla ha tenido y tiene una de las forma de entender este arte más personales, creativas y originales del mundo taurino, que lleva paseando más de cinco lustros por todas las plazas de toros del mundo. Este torero diferente dio a conocer el toreo antiguo y de antaño, aplicado a los tiempos actuales.
En poco tiempo han desaparecido dos partes importantes del imaginario de uno, la plaza de PAQUITO ESPLÁ (su padre) en el barrio de “Los Ángeles” y Luis Francisco de los ruedos.
Sirvan estas humildes líneas para rendir homenaje al maestro (sin olvidar a su hermano Juan Antonio) y esperar que su hijo Alejandro como poco, iguale a su padre en lo referido no solo a la profesionalidad y calidad artística de su profesión, sino en su honradez y seriedad en lo humano.
Pues bien, a lo que iba. Ayer Domingo 20 de Junio de 2010, se despidió de los ruedos (es una forma de decirlo, por que el torero nunca deja de serlo) el maestro LUIS FRANCISCO ESPLÁ, dejando como heredero de su estirpe a su hijo ALEJANDRO ESPLÁ.
Atrás queda aquella tarde de su presentación en público en Benidorm, 21 de Julio de 1974.
Luis Francisco Espla ha tenido y tiene una de las forma de entender este arte más personales, creativas y originales del mundo taurino, que lleva paseando más de cinco lustros por todas las plazas de toros del mundo. Este torero diferente dio a conocer el toreo antiguo y de antaño, aplicado a los tiempos actuales.
En poco tiempo han desaparecido dos partes importantes del imaginario de uno, la plaza de PAQUITO ESPLÁ (su padre) en el barrio de “Los Ángeles” y Luis Francisco de los ruedos.
Sirvan estas humildes líneas para rendir homenaje al maestro (sin olvidar a su hermano Juan Antonio) y esperar que su hijo Alejandro como poco, iguale a su padre en lo referido no solo a la profesionalidad y calidad artística de su profesión, sino en su honradez y seriedad en lo humano.
Con él, y con Manzanares, me metí en el mundo de los toros. Fin de una etapa gloriosa e ilustre. Me sumo a tu "humilde" homenaje, argy.
ResponderEliminarEl que no tiene historia, no tiene nada.
Gracias amigo, asi es,,,,esas pequeñas cosas son con las que vamos escribiendo nuestra historia de vida, y son las que hacen que está merezca la pena.
ResponderEliminarUn abrazo amigo